"Cavalieri del Lavoro"

“Caballero del Trabajo” , así nombró el presidente de Italia, Carlo Azeglio Ciampi, en el 2005 a Anacleto Angelini, el italiano que nació en 1914 en Ferrara. Vive y cursa estudios en África, vuelve a Italia después de sufrir los horrores de un campo de concentración.
Llega en 1948 a Chile con un importante capital que le permite comenzar con sus negocios. Muere en la madrugada del pasado 28 de agosto. Pinturas Tajamar, Franchini y Angelini Ltda., Eperva y la harina de pescado, mundo forestal y lechero, Cruz del Sur y Copec, son algunos de los negocios que realizó en Chile, país donde en 1994 recibe la nacionalidad por gracia.
Sin embargo, toda la información sobre este potente emprendedor, casado con María Noseda Zambra, se puede encontrar en cualquier medio. Anacleto Angelini ingresa al ranking de Forbes, participa en múltiples negocios que le permitieron desarrollo a la economía de nuestra nación. A seis días de su muerte, se habla del gigantesco legado que dejó “Don Cleto”, sus miles de millones de dólares, su afición al deporte, al cigarro y a las pastas con aceite de oliva. Pero este humilde y sencillo italiano, no solo dejó una fortuna de US$6.000 millones, sino que su huella en Chile va más allá. No era religioso, pero fue un hombre caritativo y “bonachón” como clasifica su secretaria Elena Leiva. Dio mucho apoyo a la Iglesia Católica y en 1995 fue condecorado por S.S Juan Pablo II.
Lo que llama la atención es su forma de ejercer su “poder”. Todo hombre, o la mayoría, cae en la tentación del poder, sin embargo, el señor Angelini fue siempre de bajo perfil, dio pocas entrevistas y por lo visto dispuso su autoridad para aumentar en el otro su capacidad de ser y hacerse persona humana. Todo está en su historia, “Don Cleto” nació en el año que estalló la primera Guerra Mundial, sufrió en un campo de concentración, partió sus negocios con un préstamo y trabajó siempre bajo la filosofía de trabajar en equipo, el decía: “Por otra parte el empresario debe saber delegar, ya que uno no puede hacer nada solo”. Era un hombre con las puertas abiertas a quien lo necesitara.
Hoy muchos que lloran su partida y con justa razón, pero es un error ver su partida como una pérdida. Nada es eterno, ni su dinero. Lo importante es ver que con su muerte ha salido a la luz todo lo que realizó y se debe tomar a este tremendo hombre, visionario y emprendedor, como ejemplo para las nuevas generaciones de economistas. Las lamentaciones no sirven, la economía del país necesita acciones. Y creo con seguridad que el señor Angelini no necesita ser llorado sino que imitado.

María Francisca Prado G-H