Fuera de Serie

“La cultura se hace entre todos, cuenten con nosotros que nosotros contamos con ustedes. Saludo especialmente a las chicas súper poderosas que han reunido lo mejor de nuestra tierra en contacto con lo mejor de Perú, Bolivia y Argentina” comentó Paulina Urrutia, ministra de cultura, en la inauguración del segundo encuentro de arte originario “Raíces de nuestra tierra”. El fin de semana pasado, en la plaza de Santa Cruz, artesanos y diseñadores de Perú, Bolivia, Chile y Argentina se reunieron para exponer y compartir sus trabajos. El año pasado se llevo a cabo en San Pedro de Atacama, este año los hoteles Awasi y Plaza Santa Cruz, llamaron a esta gente a dar a conocer el trabajo y cultura de los distintos países, para exponer y vender, sin olvidar también la idea de juntarse dejando los problemas y mostrando unión, al menos así lo aseguró una de las organizadoras, Mª Luisa Prado “Esto es símbolo para nosotros, de una hermandad por siempre”. Después de la apertura, bailes de las culturas llenaron de música el ambiente, seguido por los colores y formas que presentaban


los puestos de
los artesanos. Comenzando así el recorrido por la plaza. El lugar estaba lleno de gente: locales, extranjeros, santiaguinos, medios de comunicación destacados como la revista CARAS y también la COSAS, El Mercurio, y algunos canales de televisión. La infaltable Julita Astaburuaga también se hizo presente. La mayoría miraba, otros compraban, muchos alegaban que era caro. No es caro, es plata que es distinto. El problema es que estamos acostumbrados a comprar cosas hechas en serie, a nivel industrial, Made in China. Y vamos olvidando que lo exclusivo y original tiene un valor superior, es un trabajo maravilloso y realmente muy elaborado. Los materiales de la artesanía expuesta eran madera, plata, cuero, cerámica, lana entre otros. Eran más de cincuenta los puestos para recorren, sin embargo, había uno de un trío argentino muy especial. Armando de Ferrari y Pablo Lozano son sogueros y plateros, trabajan el cuero y la plata, con ellos estaba Verónica Cestac que se dedicaba al telar. A pesar de tener cosas preciosas, vendieron sólo un cuchillo. Vender no era la idea de ellos, su fin era la experiencia, mostrar y compartir. Además su trabajo es específico, es para Gauchos y por un precio realmente…superior. Una riendas de cuero de potro crudo costaban $20mil, simplificando el cálculo…diez millones de pesos. No vendieron, pero se robaron al público, con una oratoria que “engrupe” a cualquiera, tomando mate y fumando, eran ellos una verdadera artesanía. Armando tiene 53 años, estudio Veterinaria, pero dejo la profesión por su verdadera vocación que está en los cueros y la plata. Miraba lo nublado del cielo y te decía “Esta noche va a llover y seguro va haber barro. Meté la mano al bolsillo y convidame un cigarro”. Gente realmente increíble, que tiene una manera de vida totalmente distinta, muy ajena a la nuestra. Sin embargo, te enseñan que todos somos artesanos, hagamos lo que hagamos. Y que nosotros los periodistas somos artesanos de historias y que debemos tejerlas con pasión y precaución, porque del manto que tejamos depende como se cubra la sociedad.
Mª Francisca Prado